“De frente al reflejo, de cara al espejo que produce una figura, pareciera haber dos en donde se supone haber uno.”
En este lado, no se suele ver más que un reflejo que imita el movimiento de mi cuerpo, pareciera estar tan cerca de mi rostro que casi siento tocarlo…pero esto no siempre fue así…
Recuerdo claramente y quizás pudiera estar exagerando por la lucidez del momento en el que por primera vez, lograra ver más que un reflejo oscurecido por la noche empapada en tormentas de la temporada. Entre sombras que se escurrían por la tímida incandescencia, ambientaban el lugar con el sello que buscaba mi sosiego, sosiego natural y del que todos necesitamos un poco para avivar la calma o los pensamientos cuerdos, sintiendo esa tranquilidad en el aire exhalada desde mis pulmones, el placer por mi amante se me escurrió como agua entre los dedos, pudo haber seguido con su actitud desinhibida o intentarlo una vez más con la profundidad de sus pupilas; Pero como iba hacerle para encontrarme dentro del encierro de su piel, su belleza o su habitación, si apenas había comenzado el profundo sueño consciente que me había librado de su voz, su pelo y sus muros…estaba libre y nada podía detenerlo, en el instante del ascenso podía ser cualquier cosa, podía ser felicidad, podía ser pasión, amor, dolor o llanto…más a su mirada vigilante tan solo sería intriga, había elegido conocerme frente a un espejo que mostraba una dimensión desconocida, adentrarme en el juego de sobras de mi identidad que de conocido solo mantenía el nombre…
Las conversaciones se hicieron largas entre palabras de miedo, vicios, amor y bajas pasiones abrieron el terror por mi cuerpo y la cordura se alojaba en la cima de lo más alto, era allí donde quería permanecer rodeado de calma y armonía…
El día siguiente en el despertar, convencido estaba que había sido más de uno en esa noche, en el interior donde el miedo y la ansiedad consumía todo, sorprendentemente estaban siendo desplazados por algún huésped que reconfortaba mi alma, la semana siguiente se pronunciaban los adioses, mientras huésped comenzaba su trabajo, los días cobraron sus 24 horas y el tiempo rendía para lo justo y necesario…
Más tarde había impulsado mis ganas a un nivel lejos del dolor y miedo, adueñándose de la casualidad y convirtiendo los infiernos en paraísos, cada día, por y cada hora el terreno se iba despejando, florecía en el autocontrol y tranquilidad. Tenía las palabras adecuadas y cualquier momento era el momento justo…no había mucho a que rendirle culto por más de una noche…
Durante este periodo estaba seguro que en algún rinconcillo algo comenzaba a moverse por aquí y por allá haciendo la remodelación necesaria para sentir la comodidad, no le encontraba mucho interés a lo que podía dejar atrás, solo me mantenía conmovido por el presente, cada día a toda hora estaba en proceso para sentirme como nunca, todo aparentemente era idóneo, mientras me sintiera bien el alrededor me interesaba muy poco, tan seguro estaba de hacer lo correcto hasta que se cobró la primera víctima…
Hoy, a no sé cuánto tiempo, desde que todo parecía marchar a un ritmo ascendente y casi perfecto…no sé qué hubiera ocurrido al haber continuado de esta manera, al final acabaría siendo absorbido por mí mismo, por lo que ni yo conocía de mí, tal vez parezca ingenuo, pero como iba a saber en lo que estaba metido, si veía pasar las cosas desde dentro…nunca lo hubiese descubierto por mi mismo...
Ahora las cosas deben de mostrarse como son, con el miedo, con valor, con felicidad o pasión, dejé consumirme casi por completo hasta dejar de sentir las tibias caricias o los desenfrenados besos, dejé hacerme cenizas casi por completo…dejé de ser realmente yo.
Aprendí que el amor no son solo palabras, que las promesas son diferentes a los juramentos y una pequeña acción vale más que la más grande intención…hoy que las victimas salen entre los escombros, puedo ver su dolor, sentirme en cada uno el poder de cambiarme y puedo por ellos que el viento de cambio hará posible que me vuelva a encontrar en el lugar que pertenezco, al que contadas veces apenas y pude asomarme.
En esta despedida no hay un adiós, pondré a descansar lo que hice de mí, me borraré a mí mismo, mientras dejo que la misericordia llegue...