Quisiera sonar magnifico como el ritmo de la música que no se olvida, sonar profundo como un himno de batallas que embravece a los soldados y comenzar con líneas que estremezcan como el trama en tus películas favoritas, para traerte del anonimato y tener el tacto de hacerte sentir el aliento de las mariposas que se multiplican en mis entrañas, decirte amor como el que se dibujaba en las paredes de nuestra frágil niñez.
En la cobardía de las letras, donde pudieras o no leerme es más fácil abrirme que recordar poemas de Benedetti que me disgusta destripar con mi frágil memoria.
Y es que niña… niña de azul, de verde, amarillo y de infinitos colores…¿a que saben tus labios cuando te enojas?, cuando lloras y ríes, a que sabes por las mañanas heladas de cafeína entre el algodón de tu piel, a que sabes cuando el viento peina tu cabellera sobre los lienzos del atardecer, a que sabe tu insomnio que sofoca tus pupilas…a que te sabe el dolor de pies después de tanto caminar en mi cabeza, ¿que acaso no te cansas de reír en mis recuerdos?, has de tener las mejillas hinchadas después de estar tanto tiempo con ese gesto de alegría…
Mi tiempo se me ha hecho en soñar, sin almohadas ni sabanas, es momento de sentirse bien y sentirse volar; me gustaría tenerte cerca y no lejos donde mis pupilas no dilatas…tener el pretexto para quedarme en tus recuerdos y no sabiendo cómo ni de qué manera por fin me llegues a necesitar.
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