Querido amor no mío, anoche te encontré una vez más en mis sueños, en aquellos profundos sueños que no se olvidan al despertar, dentro de esos inmensos instantes que uno no desea terminar al amanecer, anoche cuando te conocí no quise despertar jamás, era un sueño que entre sueños más y más despedía a la realidad. Anoche me vi en el reflejo de tus ojos, en el rompecabezas de un destino con las piezas puestas en la mesa, éramos tan cerca uno del otro como el agua en el aceite que entre mis brazos encajaba tu figura y tu soledad de hilo en hilo se cobijo en mis labios, me comprobaste una y otra vez la autenticidad del sueño en cada beso, con cada roce flamante de tus labios y con cada fina caricia de tus poros.
Ayer teníamos la mejor vista del lugar, el paraíso era de nosotros dos, nuestro dios corría como un niño entre el polen de las flores, pétalos flotaban entre tus cabellos y la desnudez del alma se cobijaba con nuestras caricias, éramos tu y yo, ni el primero ni el último, simplemente únicos…
Hay quienes creen que morir es la manera segura de entrar a las maravillas del Edén, yo amor no creo en el paraíso después de la muerte, yo más bien creo en el paraíso de tus labios que he disfrutado en vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario