Día 30 de Marzo, ¿el año? creo que ya estoy lo suficientemente lejos de lo que se suponía la destrucción de la raza humana como mucha gente se atrevió a pensarlo, más ahora creo que lo que aquí se extingue en mi habitación, es mi espíritu intoxicado con alguna receta química.
Hace pocos días que fue mi cumpleaños número 27, dejaron de ser tan esperados como lo eran durante la universidad, con mi familia completa como antes.
Con la muerte de mi madre hace más de 3 años pude darme cuenta de lo que vagamente hacia reunir a todos mis hermanos después de la disputa encarnizada por las pertenencias que mi padre dejara luego después del trágico accidente en Octubre.
Ahora a tantos años de haber concluido la licenciatura me doy cuenta en este miserable lugar donde me aparco, un podrido departamento que apenas y puedo sostener la puta renta con un sueldo de mierda, no es más que un ataúd en el cual lentamente fallecen y se derrumban todas mis visiones que de chico eran las conversaciones entre botellas de brandy, drogas y una que otra chica extraviada.
Aquí todo lo que veo es cansancio, esfuerzo e ilusiones moribundas por doquier, la enfermedad se debilita al disipar los problemas manteniendo la memoria activa con el dulce cadáver del recuerdo, de esas formidables mujeres que hace ya mucho tiempo mis manos dejaran de acariciar su piel, darle éxtasis al alma con sus lindas sonrisas, un poco de adrenalina con gritos de histeria o pasión con las veces en la que solíamos hacerlo como gatos en celo; ahora después de que por nuestra culpa nos dejáramos por nuestro lado, en su mayoría han completado una familia, esposo y unos cuantos hijos que provocaron el abandono de su preparación a temprana edad.
Quienes pudieron completar su carrera ya nada se de ellas, ya muy pocas personas son las que veo desde la graduación, que mejor, así no tendrían que sorprenderse de quien alguna vez consideraran maravilloso.
Los planes que llegue a visualizar han quedado atrás, toda esa sed de aventura no ha llegado muy lejos, muy poca ha sido la experiencia que he retenido a lo largo de todos estos años fuera de casa, el placer de la poesía se lo cargó la última amante de hace medio año, luego que después le encontrara románticamente con mi mejor amigo las cosas se hicieron pesadas y difíciles, el afán por desentrañar mi espíritu quedó como cuento de la infancia, arrumbado, como tantos placeres que me mantuvieran excitadamente despierto por largas horas, pintando, rayando esos rostros que aparecían fugazmente en la acera, tan nobles, tan sublimes, tan sensuales…algunos conocidos otros intrigantes por la ausencia de la oportunidad de cruzar una vagabunda conversación, me he visto en la necesidad de salir temprano los fines de semana y ofertarlos al mejor postor, luego que después me fuera posible de capturar su esencia, no creo que exista algún mecenas en la ciudad que pueda costearlo a un buen precio o aún mejor, mantenerlo.
Hace dos días en el cumpleaños del hijo mayor del jefe, luego de pasarnos la madrugada en aquel costoso bar que corriera a cuenta de él, las cosas comenzaban a pintar diferentes entre copas de whisky y el blues del lugar, asqueado por su actitud presumida y altanera de ese tipo, me acerqué a la barra donde una sensual chica ,alta, pelo negro largo y piel blanca luego me hiciera invitarle un trago para romper nuestro funeral de primera vista, recuerdo haber cruzado unas cuantas palabras, ¿A qué te dedicas? ¿Cómo te llamas? ¿Qué te trae a este lugar y a esta hora? luego de responderme dijo: -Hola, me llamo Sonia, trabajo en un ballet y lo que me trae a este lugar no es un tipo presumido como con el que vienen tú y tus amigos, más sin en cambio la barra me hizo quedarme aquí por la misma razón por la que probablemente respondo tus preguntas, se mostraba muy segura e intimidante a primera vista, no dejaba de sonreír ni de enredar su pelo entre dedos…
Luego de pasar el tiempo entre rondas de alcohol, miradas insinuantes y sonrisas, sugirió no romper si no derretir el hielo hasta evaporarlo, entre disimulados pasos zigzagueantes subimos a mi auto, encendí el motor, subí todo el volumen en el estéreo mientras que nos besábamos al escuchar “Moon light drive” las cosas iban cálidamente cambiando de tono, recordé que hacerlo en la parte trasera ya me había costado tener que dar una mordida a un guardia de la zona, así que la llevé hasta mi departamento, subimos las escaleras mientras no podía dejar de pensar en lo bien que había hecho apartarme del estúpido hijo del jefe, abrí las puertas de mi cuarto, la penumbra se apagó luego de encender unas cuantas velas, la luz tenue dejaba al desnudo los bocetos de diseños clavados en las paredes por aquí y por allá, de pronto como si la chica estuviera a solas comenzó a quitarse esa blusa dejando mostrar el cuerpo que le había dado las arduas prácticas de ballet, envuelta en esa diminuta ropa interior de encaje negro y redecillas, sin pensarlo no dudé en seguirle el paso, no supe donde fue a parar mi saco, mi pantalón y sus botas que hace unos minutos tenía puestas… me tomó entre sus brazos y yo dejé que lo hiciera como quisiera a la misma vez que ella dejaba colarme entre sus largas piernas, de pronto esa sonrisa y esa mirada que me sedujo en la barra se transformó en un magnetismo que nadie estaba dispuesto a rechazar, mientras que el filo de sus uñas marcaban mi espalda a la par del vaivén sincronizado de nuestros cuerpos, el probar de sus labios, besar su cuello hasta llegar a sus senos revelaba el palpitar agitado en su pecho, aquella noche no recuerdo haber tenido jamás un orgasmo como el que me provocara esa mujer…todo se mostraba magnífico, no hubiera querido despertar la mañana siguiente para ir al trabajo, pero luego de que a la obra de teatro se le terminara el libreto, la improvisación no era más que un mero circo, pues en la mesa había una nota que decía: << Me la he pasado magnífico contigo, has sido mi mejor aventura de una noche, pero debes saber que esto no es más que mi manera de entretenerme>>… ¡mierda!, había sido yo su juego de sábanas, y la sorpresa de encontrar la servilleta donde apuntara mi número de mi celular, indicaba que no nos volveríamos a ver… joder, estaba muy claro que lo que a primera vista figuraba una nueva travesía ya había terminado, me sentí usado físico y mentalmente.
Los problemas no terminarían allí, al ser medio día y no reportarme a la oficina las cosas se pondrían peor, luego que después Leonardo me notificara que habían asaltado, golpeado y encontrado casi muerto al hijo del jefe, el mismo había jurado matarme por haberle abandonado del lugar y no cumplir con las indicaciones de acompañarle y cuidar de su alcoholismo; el gran gordo proyecto de la oficina, la presentación de la nueva zona hotelera en la playa aun no la he terminado y se muestra en media hora.
Mañana será 31, día en el que había quedado con dueña del edificio que saldaría mis 3 meses de deuda, joder estoy en el hoyo.
Se hace de noche, no he comido nada, el hambre también ha tomado sus maletas y largado. Pesadas lágrimas resbalan hasta llegar al suelo, ya nada está bien, ya nada parece aliviarme ni mucho menos sorprenderme soy como un mural hecho de recuerdos y lamentable existencia que se desmorona.
Podría largarme de la gran ciudad y hacer otra vida en cualquier otro lado lejos de todo y de todos, pero ya es tarde muy tarde, está casi cerca de ser el cuarto de hora de haber tomado ese veneno para ratas que consiguiera en la conserjería, ya ha hecho efecto el porro de hierba que conseguí fuera del edificio y en mi cuarto resuena el eco del Mojo Risin…
Habría pensado en cortarme las venas, pero después de eso no sería capaz de escribir estas líneas y la sangre chorrearía esta carta, ahora todo se hace más lento, creo estar en la cima de mi viaje tan solo espero que esa receta química no tarde dem….
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