6:30 en la mañana, el sueño colapsa en el instante que comienza el timbre en el celular, en mi dimensión onírica no hubiera querido despertar, no cuando el alma parece salirse por la boca al estar literalmente con la persona de tus sueños.
El momento en el que se deslizan las cobijas es el más difícil por hacer y sentir el agua fría por la cara es el silbatazo a la rutina. La primera clase debería ser la más emotiva, de alguna manera esta que es apunto de ser, no lo es y me pone a pensar en lo pesado que resultará…
Salir a la calle y descubrirme en el montón de zombis somnolientos, mudos y apresurados, es de todas las mañanas, es una sensación aplastante, pero ver a una “zombi” con gracia divina me pone en 2 planos distintos, quizá y es parte del sueño de las 6:00 y aún no he despertado o es una linda casualidad, apenas logro verle las mejillas sonrojadas por el frio y su imagen ha sido grabada en mi memoria; en el trayecto me he atrevido a voltear más de una vez, en cada ocasión sus oscuros largos cabellos le son un fiel cómplice de su encantadora belleza, mientras que con cada paso, va en aumento mi intriga por una imagen nítida... llega el umbral calle-universidad, la dirección en común se bifurca por diferentes rumbos, al contemplarle en su camino he tomado el tiempo en decir al viento…”me gustaría decir que me atraen tus nalgas, enserio que me gustaría poder decirlo, tan solo para pensar que eres igual a las demás y no tienes nada de especial”…
En un profundo respiro en el interior de mi sombra, la sensatez recobra el aliento y apuntando directamente a la falta por dar un paso en esa mañana, repito que si no fue posible darlo me servirá usar su imagen para despertar con gusto los miércoles y si la casualidad está de mi lado podré intentar más que una mirada.
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